Últimamente se han
dedicado decenas de artículos a elogiar los logros económicos latinoamericanos
de la década, y su resistencia frente a la crisis global desde el 2008. Ahora aparecen
otros hablando de proyecciones económicas ajustadas ante la prolongación de esa
crisis, y algunos sobre el tema de la dependencia de la exportación de materias
primas.
Pero hay otros
desafíos. La semana pasada hablamos de la educación. Hoy lo hacemos sobre el
tema de la corrupción y el crimen organizado, que son muy preocupantes.
Los índices y el
mapa de la organización “Transparencia
Internacional” son reveladores. Coloca de color rojo las zonas mas
corruptas del globo. Salvo por Chile y Urugua,y el mapa es alarmante en América
Latina.
Por otra parte, el
Departamento de Justicia de los EEUU en su cruzada por hacer cumplir la Ley
contra prácticas corruptas en el exterior (FCPA), ha puesto los puntos sobre la
íes en un creciente número de situaciones, la mayor parte de ellas en América
Latina, incluyendo casos que tocan países donde la corrupción era un mal muy
distante como Costa Rica. Lo mismo sucede con las investigaciones iniciadas por
as autoridades Inglesas con base en la Ley “Anti- Soborno”.
Los medios han
destacado escándalos como el del financiamiento de la campaña electoral de
Cristina Kichner por parte del gobierno de Hugo Chávez (el cual concluyó en un
vergonzoso proceso criminal en el estado de la Florida contra sus autores); o casos
como el de la llamada “Embajada Paralela” en Buenos Aires, un centro de gestión
de toda clase de tráfico de influencias en los negocios gestados al amparo de
los esquemas de cooperación suscritos entre Argentina y Venezuela.
Pero el impacto mas
preocupante de la corrupción se traduce en la fertilidad del terreno para la
operación del crimen organizado. Primero, la presencia expansiva y violenta de
los carteles de la droga en México y Centroamérica, con casos extremos como el
de Guatemala donde la penetración institucional del narcotráfico hace pensar que
no estamos lejos de un estado fallido. Luego está el tema de la legitimación de
activos provenientes del crimen organizado o el narcotráfico en Panamá, el
Caribe y Venezuela.
No es que no hay
avances o políticas enfrentando estos problemas. Admitimos que en algunos
países como el caso de Colombia las hay, con sus costos en otros órdenes, pero
con importantes resultados. No obstante, el crimen organizado y su presencia en
la región es un cuero seco. Lo pisas de un lado y se levanta por otro. Los avances
en Colombia han trasladado el flagelo para México y América Central. Y lo
cierto es que el crimen organizado gana espacios apoyado por la coexistencia de
profundas desigualdades sociales, debilidad institucional de las democracias de
la región y extendida corrupción.
Entonces ¿Cómo ser
optimistas sólo por mirar unas tablas de crecimiento económico?
Alcanzar un marco
de fortaleza institucional en la lucha contra la corrupción; y diseñar una
agenda interamericana para combatir el crimen organizado bajo el auspicio de la
OEA, son dos temas centrales para la región en el 2012.