sábado, 9 de octubre de 2010

SINGAPUR

Regreso de un viaje a Singapur, dedicado a entender el proceso de desarrollo de esta Ciudad-Estado y la relación de Asia con América Latina en este nuevo contexto de economía política internacional, donde el centro de poder se ha venido trasladando de Occidente a Oriente.

Los temas tratados en las muchas ponencias y debates escuchados durante el viaje, con información de primera mano de los voceros del Alto Gobierno e intelectuales de estas economías emergentes de Asia, así como el simple ejercicio de caminar con curiosidad por las calles, el Puerto de Singapur y las obras de ingeniería ambiental como el reservorio de agua de la Marina Barrage, no dejan duda que cuando se visita a Singapur se esta mirando el futuro. ¿Será un futuro dominado por Asia? Ese fue un tema tratado en varias sesiones. No lo creo. Pero si será un mundo multipolar donde Asia juega un papel de gran peso y relieve.

En 1996 trabajando en mi libro Democracia Económica dediqué muchas horas al tema del Sudeste Asiático. Mi inquietud en aquel entonces era descifrar que podíamos aprender de esas experiencias en América Latina, para salir del circulo vicioso entre neoliberalismo y populismo. Sin duda hay mucho que observar y aprender del Sudeste Asiático, pero es un error intentar replicar. Eso lo pude apreciar con mayor nitidez en el sitio. ¿Qué se puede aprender, sin pretender copiar, las políticas especificas que siguieron en esto países? Intento responder:
  • El énfasis en la educación, y principalmente en la escolaridad pública con excelentes rendimientos en ciencia y matemáticas.
  • La importancia de una política habitacional que garantice vivienda digna a la mayoría de la población.
  • La significación de una eficaz estructura de puertos y aeropuertos para el desarrollo comercial y económico.
  •  El dinamismo en el manejo las relaciones comerciales internacionales y la competividad para atraer inversión extranjera o formar ahorro interno que sustente el crecimiento económico.

Por supuesto, mirando lo alcanzado por Asia, desde la experiencia de Singapur  o la de China (donde el papel del gobierno ha sido clave), hasta lo que pasa en la India (donde los éxitos se dan a pesar del desgobierno), uno no puede dejar de observar algo fundamental. Mas que copiar el modelo, América Latina tiene que mirar hacia Asia, profundizar la relación con estos mercados y pueblos, encontrar en ellos alianzas y proyectos comunes, profundizar el intercambio comercial y cultural. La sustentabilidad del cambio en nuestra región, mas allá de la década de resultados económicos favorables que atravesamos en los países latinoamericanos, pasa por construir un vinculo estratégico con Asia.

Se me ocurre una idea para comenzar el proceso: un fecundo intercambio a nivel universitario entre nuestras casas de estudio y las de estos países, donde comprobé un gran apetito por la relación.

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Abogando por el Cambio

Vivimos en tiempos de cambio. Tiempos interesantes donde las nuevas formas y herramientas de comunicación adquieren cada día mayor importancia, definiendo nuestras vidas e influyendo en nuestras opiniones, construyendo nuevos espacios para la participación democrática y el poder ciudadano.

Vivimos en tiempos que presentan difíciles desafíos en materia social y económica. La pobreza e iniquidades, el cambio climático global, el uso racional de los recursos naturales, el respeto a los derechos humanos, el desarme para la paz mundial, y el fortalecimiento de los sistemas democráticos, son temas y problemas prioritarios que hoy tienen afortunadamente expresión concreta en instrumentos del derecho internacional.

La globalización ha traído consigo aportes y retos en todos estos frentes, como el surgimiento de un mundo multipolar, con zonas de influencia económica y mercados relativamente integrados, coexistiendo con economías donde la informalidad y la subsistencia alcanza mas de la mitad de sus pueblos. En estas nuevas realidades todavía sigue pendiente promover la igualdad de oportunidades y la movilidad mas libre del factor humano o del factor laboral en la economía global, tal como se promueve el movimiento libre de capital y bienes. En este mundo global los trabajadores y sus sueños de felicidad siguen atrapados por las fronteras nacionales, dentro de las cuales muchos padecen como víctimas de dualismos socioeconómicos e injusticias que les obliga abrirse paso, como sea, para alcanzar esos sueños. A esos movimiento migratorios hay que verlos en su dimensión humana y encontrarle respuestas que acojan el derecho de todo ser humano a encontrar su felicidad y la seguridad de su familia, lo cual pone de relieve la realidad inter-dependiente en que vivimos, y la urgencia de modelos de cooperación internacional mas eficaces y dotados de suficientes recursos.

Finalmente, en ese envolvente proceso de cambios y globalización aparece la importancia de promover la tolerancia y la diversidad; la pluralidad y el pluralismo, dejando atrás visiones elitistas que suponen la primacía o hegemonia de alguna cultura, religión, grupo social o gobierno, por vias de facto que ignoran el derecho de otros.

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