Los 42 años de opresión de Gaddafi en Libia han concluido de forma dramática.
El Pueblo Libio salió a la calles con la bandera que les quitó Gaddafi |
Los Libios decidieron su destino. No en las urnas electorales, sino en las funerales. Tampoco acordando una transición pacifica con las muchas voces de disenso que surgieron de su propio gabinete y estamento militar. Lamentablemente fue con las armas. Pero a ello los obligó Gaddafi.
Debo confesar que no he querido ver imágenes del final del Dictador. No me gustan ese tipo de cosas, ni aliento cometarios que lo explican o justifican. Solo me limito a decir que siempre es mejor comenzar educando a los pueblos en lo que se cree y defiende. Si se defiende la libertad, la democracia y los derechos humanos, pues hay que ajustarse, aun en el mas dramático final, a esos preceptos. Hasta el mas violento de los finales puede ajustarse a la norma. Recordemos como ordenó el Presidente Obama manejar el final y las imágenes de Bin Laden. Nunca las conocimos. El enemigo caído recibió digna sepultura de acuerdo a los ritos de su religión.
El tema verdaderamente relevante es el modelo de asistencia internacional que llevó a este desenlace en Libia. El tema verdaderamente relevante es el modelo de asistencia internacional que llevó a este desenlace en Libia. Hace un rato el excéntrico dictador Libio pasó de ser enemigo a un aliado de negocios por conveniencias tácticas de occidente. La corrupción surgida de ese modelo fue visible, tanto como sus atrocidades. Hasta que se dieron las condiciones para la rebelión popular.
Los ojos del mundo se pusieron sobre EEUU, nuevamente. La respuesta fue ejemplar: lo haremos pero dentro del marco de la legalidad internacional y la legitimidad política. Lo primero con el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU a la OTAN. Lo Segundo con el apoyo de la Liga Árabe de Naciones y la no injerencia militar en suelo Libio de tropas extranjeras. La OTAN destruyó, desde la plataforma jurídica de la zona aérea restringida, la monstruosa ofensiva de la baterías aéreas del régimen contra su pueblo. Apoyaron logísticamente a los rebeldes para que alcanzaran simetría en su lucha. Y les dieron reconocimiento como una fuerza beligerante, hasta reconocerlos como gobierno de Libia, en el marco de la norma de derecho internacional.
Me ha sorprendido la mezquindad de muchos medios, analistas y políticos al no destacar este modelo como lo relevante en esta dolorosa experiencia. Contrasta la falta de interés por destacar lo pedagógico sobre lo escatológico y amarillista. Me sorprende la mezquindad de opositores en EEUU al no reconocer los alcances y estatura moral del modelo ensayado por su Presidente.
Poner en práctica este modelo, en lugar del unilateralismo militarista, es algo que debe agradecerse al Presidente Obama. Por lo edificante que resulta en lo institucional. Por no arriesgar vidas estadounidenses en un conflicto interno de implicaciones humanitarias en el orden internacional. Y hasta por lograr compartir el costo militar con la OTAN, si de responsabilidad fiscal se trata.
Ahora el destino de Libia esta en manos de los Libios. Ya sabremos lo que viene con sus propias decisiones soberanas ¿Conseguirán un camino de paz social, libertad, justicia y reconciliación nacional ¿O será de otra manera?
¡Suerte Libia!
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