Haciendo un poco de historia, todo comenzó cuando las Naciones Unidas aprobó una fuerza multinacional en respuesta a los ataques terroristas del 9/11. Al Qaeda y su líder máximo, que muchos presumen en esas tierras, tiene un santuario para sus operaciones allí. En medio de ese esfuerzo, el gobierno de Bush tomó la iniciativa unilateral, apoyado por un grupo de miembros de esa coalición internacional -pero fuera del mandato de la ONU- de entrar en Iraq. La historia del conflicto y el debate en Iraq es tema aparte, pero uno de sus efectos fue que el caos en las tierras de la antigua Mesopotamia abrió espacio para que Al-Qaeda penetrase en ese territorio, al igual que en la frontera entre Afghanistan y Pakistan. El debate sobre la necesidad de una nueva estrategia comenzó en las elecciones de los Estados Unidos, ante la critica mundial por el tema de Iraq y el repudio de la mayoría de los electores a la continuación de fuerzas americanas en Iraq. Barack Obama fue uno de los pocos políticos que desde un principio se opuso a la invasión de Iraq. Lo hizo en momentos cuando no era fácil, por lo reciente de los ataques del 9/11, que tantos sentimientos y percepciones originaron. Obama capitalizó una creciente atención del electorado dada su postura en este tema. Luego su discurso fue girando hacia los dos temas domésticos prioritarios de la economía y el sistema de salud, y consolidó su triunfo. Sobre Iraq y Afghanistan, en el transito electoral, Obama delineó una critica con una propuesta: "Haber entrado en Iraq fue un error entre otras cosas porque el enemigo se encuentra escondido en Afghanistan y la lucha se complico al abrir otro frente". De allí paso a la promesa de retirar las tropas de Iraq, concentrar esfuerzos en Afghanistan y actuar en los santuarios nuevos que se crearon en Pakistan. Sobre eso se trata su decisión de esta semana: 30,000 soldados que regresaran en 18 meses saldrán para Afghanistan ¿Es la estrategia de enviar este contingente, con fecha de salida pre-establecida, la correcta? ¿Podrá Hillary Clinton construir una apoyo internacional significativo para esta decisión? Esas y otras interrogantes han surgido y siguen sobre la mesa. Sin embargo, seguimos sin encontrar una respuesta clara a la pregunta de si enviar 30,000 soldados es lo correcto.
Hagamos una cronología resumida. En algún momento, durante el debate electoral, se habló mucho que esta necesaria e ineludible guerra contra el terrorismo de Al Qaeda debía enfocarse en Afghanistan y Pakistan, pero que la herramienta clave es la inteligencia, tejiendo alianzas diplomáticas y políticas con los diversos y mayoritarios sectores del mundo Árabe e Islámico que también encuentran en Al-Qaeda un enemigo común. Nunca escuchamos argumentos esgrimiendo la necesidad de contingentes de hombres y armas en cantidades significativas, como si se tratase de una operación militar convencional. Nunca se dijo de la tesis de "Nation Building" en Afghanistan como parte del objetivo del plan. De pronto, el General McChrystal habla desde Londres, rompiendo la cadena de mandos, y dice que necesita 40,000 hombres en Afghanistan o todo puede perderse, además de correr peligro vidas americanas. El jerarca militar fue designado por el propio Obama para esta responsabilidad y tiene como es usual todo el respeto e influencia que la sociedad americana le asigna a sus héroes militares. Sus palabras abrieron un espacio para la critica del partido Republicano. Obama, ungido nada menos que con el Premio Noble de la Paz por su nuevo enfoque diplomático de los conflicto mundiales, y metido en una lucha por mantener su popularidad en medio de una economía que todavía no despega, mientras concilia fracciones en torno al debate del sistema de salud (en el que todos quieren un cambio pero se pulverizan los respaldos cuando se entra en definiciones), se encontró asechado por la matemática política de las encuestas, apurando el paso para decidir sobre Afghanistan tan pronto concluyeron las elecciones en dicho país; para no ser acusado en el suyo de no prestar atención al delicado tema de la seguridad nacional, y responder a una crisis de gobierno y opinión publica desatada por la proposición McChrystal. En el proceso, se presenta una gran oportunidad para recuperar terreno en sectores independientes y republicanos moderados que venían desplazando su opinión de la columna de "confianza" a la de "desconfianza". Por supuesto, el tema en si mismo exigía medidas.
Ese es el contexto del plan anunciado. ¿Será el correcto? Ya una vez los informes de inteligencia decían que había armas de destrucción masiva en Iraq. "Faulty Intelligence" es como han definido a este proceso de tomar decisiones bajo falsos supuestos que nutren movimientos de opinión publica, con la misma lógica de las comunicaciones en tiempos de campaña electoral. Y para nadie es un secreto cuantos intereses creados hay detrás de estos delicados temas y cruzadas militares. El costo es de no menos de $30 billones, y sabemos hay toda una industria detrás de esos presupuestos. Pero no podemos caer en descalificar la decisión con especulaciones, y por ello, volviendo al terreno firme de los hechos y el análisis objetivo: ¿Cuándo y cómo se dejó atrás la idea de que la tarea requería mejor y mas sofisticada inteligencia, apoyada con nuevas tecnologías y prácticas eficaces de infiltración, en el teatro de los acontecimientos, apoyando la operación militar?
Afghanistan ha sido definida en la historia como un "Cementerio de Imperios" desde los tiempos de Alejandro Magno. Es una sociedad muy particular y construir un gobierno en ella con elementos exógenos y extraños a su realidad ha probado ser un error. Quizás por desconocimiento, pero no he logrado entender porque se necesitan mas de 100,000 hombres armados en Afghanistan para encontrar y capturar a un grupo minúsculo de líderes de una organización terrorista, asumiendo que sigan allí, cuando los tentáculos operativos están volando de aeropuerto en aeropuerto por el mundo e incluso haciendo vida entre nosotros en muchas partes del mundo, organizados como un "network" criminal.
El Presidente Obama es sin duda un hombre integro, representa una esperanza de justicia social sin arriesgar la eficacia de los mercados, y sin duda causa admiración su propuesta incluyente, tolerante y enfocada en la diplomacia, el derecho internacional y la convivencia pacifica de los pueblos. También es cierto, como el dijo en su discurso desde West Point, que hay que dar con Bin Laden y su mafia, y desmantelar esa red terrorista sin vacilación. Pero seria terrible que esta decisión sepulte o simplemente merme la alternativa de su liderazgo para resolver con nuevos criterios el tamaño del problema económico americano y su impacto global, la reforma del sistema de seguridad social y salud, la substitución de fuentes de energéticas, entre otras grandes prioridades. Hacemos esta reflexión critica con el deseo de estar equivocados, para que en la jugada no se arriesgue su inmenso capital político y credibilidad para resolver estos problemas, y buscar salidas diplomáticas a muchos otros temas internacionales que esperan por respuesta.
Obama approval rate slips to 47%
ResponderEliminarA propósito de la decisión sobre Afghanistan del Presidente Obama, en este enlace los resultados de la encuesta tracking Gallup:
http://www.gallup.com/poll/124610/Brief-Uptick-Obama-Approval-Slips.aspx?CSTS=alert