Esta semana entrante inicia el proceso de las primarias presidenciales en EEUU, un evento político del pueblo Americano pero con impacto global.
De hecho, la política exterior es el tema donde mayor capacidad de maniobra, influencia y discreción en el que realmente puede actuar el Presidente de los EEUU. En todas las demás materias de política domestica su poder es compartido bajo un sofisticado sistema de corresponsabilidad con el Congreso, la Reserva Federal y otras agencias regulatorias federales autónomas o los gobiernos estadales y locales. Sin duda el Presidente tiene muchísimo poder e influencia en todos los ámbitos domésticos, incluso a través del ejercicio de su poder reglamentario de las leyes para definir y ejecutar políticas con la denominada "Acción Ejecutiva", pero en este ejercicio suele estar sometido a rigurosos controles judiciales hasta el nivel de la Corte Suprema, donde han desembocado temas clave en el debate social estos últimos años bajo la Presidencia de Obama.
En política exterior (con su super poderoso brazo militar global) la Presidencia de los EEUU tienen un poder inmenso para influir en el mundo. Incluso, aún cuando declaratoria de guerra es potestad del Congreso, sin que medie esta es mucho el margen de maniobra que en plano militar tiene el Presidente para ordenar operaciones castrenses como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas con mayores recursos del mundo. Y viviendo en tiempos de lucha contra el terrorismo y otros flagelos de actividad criminal organizada, así como tensión en lugares como el medio oriente, Siria, Ucrania; o en una época de catástrofes climaticas, ese poder militar con todas sus herramientas es un brazo largo de actuación global que requiere de un liderazgo prudente, amplio y consciente de su utilización razonable y en coaliciones que tenga legitimidad en el marco del derecho internacional, bien para la prevención o contención de conflictos, así como de actuación bélica o en operaciones especiales; y hasta en el desarrollo de formas de cooperación frente a las catástrofes o crisis humanitarias.
Pero también hay una dimensión económica de la diplomacia estadounidense. Su política económica interna por lo determinante de su mercado como consumidor global y exportador; o como centro de innovación; tiene per se un impacto o se traduce en actuación en el plano de la cooperación para el desarrollo, investigación, así como en acuerdos de coordinación global a nivel monetario, comercial, energético, ecológico o en los movimientos y regulaciones financieras internacionales, todo lo cual es determinante en la configuración y comportamiento de la economía en todo el planeta.
De alguna manera el presidente de los EEUU es elegido por el pueblo Americano para gobernar a nivel global, y por eso, en toda nación extranjera observa la elección presidencial de este país como un evento político propio.
A está altura la lucha de las primarias en ambos partidos se concentra por ahora dentro del partido republicano en dos opciones (entre 17): el excéntrico multimillonario Donald Trump y el principal vocero del llamado Tea Party (una fracción reaccionaria y muy radical de derecha dentro de dicho partido), todo ese debate en medio de una volatilidad y hostilidad increíble entre los copartidarios conservadores.
En el espectro demócrata todo apunta hacia la nominación de Hillary Clinton, sin desconocer, como comentaremos, los méritos y crecimiento de la opción que representa el Senador Bernie Sanders.
El partido republicano está secuestrado por los extremos, y por el gran capital invertido en política por un grupo de billonarios, quienes en conjunto han impuesto una agenda distante de los que fue este partido fundado por Abraham Lincoln, o emblematicamente liderado por Teddy Roosevelt, Dwight Eisenhower o el binomio Ronald Reagan/George Bush (el padre).
Con sus aciertos y errores esos liderazgos representaban una fórmula conservadora pero abierta al diálogo con acuerdos políticos de estado, y la diversidad social del país, así como con sus propias ideas sobre como promover una sociedad mas incluyente pero siempre en un marco de mayor apego a las ideas del libre mercado y el libre comercio. Hoy son agendas mercantilistas vestidas de neoliberalismo, y una postura social de populismo de derechas, que en algunas expresiones raya en lo excluyente o xenofobico. Frente a muchos problemas domésticos e internacionales la narrativa que han impuesto Trump y Cruz es francamente fuente de temor y hasta de asombro. No ha sido ningún demócrata el que lo ha caracterizado de esta forma tan dramática. Esta semana el Senador Lindsay Graham de Carolina del Norte, un ícono del conservatismo republicano de mucho prestigio o poder por su vinculación estrecha con el tema militar, internacional y de seguridad nacional declaró: "la elección entre Trump o Cruz es como morir de un disparo o envenenado". Huelgan más comentarios.
Las primarias de EEUU (como la elección presidencial) son una elección en segundo grado que responde al complejo sistema federal de ese país. Las victorias en un Estado, por un solo voto, le otorgan todos los votos electorales de dicha entidad federal al ganador; y el peso en votos electorales de cada estado en el Colegio Electoral es proporcional a su población, sin dejar de comentar en las primarias internas de los partidos el voto de los llamados superdelegados, quienes son dirigentes históricos con capacidad de destrancar la convención nacional o colegio electoral en caso de empate; o hasta cambiar un resultado muy cerrado.
La contienda de las primarias no ocurre un solo día sino a lo largo de 6 meses, en uno o varios estados simultáneamente semana tras semana. Entre esta semana y el mes de Abril habrá decisión en ambos partidos en los Estados de Iowa, New Hampshire, Carolina del Sur, Nevada, y en un solo día el conocido "Super Martes" en una docena de estados de gran peso electoral pasando para ese momento por la Florida, California o Texas. Precisamente la apuesta organizativa del ex Gobernador de la Florida Jeb Bush, exponente del conservatismo mas sensato de dicho partido, seria lograr un "retorno del Jedi" en ese escenario del "Super Martes" frente a sus oponentes siempre mucho mas mediáticos; pero hoy pese a su telento y reconocida maquinaria, el tercero en la dinastía Bush tiene un desempeño decepcionante en las encuestas, y se hace dificil imaginar como con su operación de tierra pueda revertir las ya tan consolidadas tendencias de opinión.
En el campo republicano hoy domina Trump las encuestas como una primera minoría, pero muchos analistas piensan que para el mes de Abril es posible que sigamos en presencia de una lucha muy peleada por la nominación en términos de votos electorales; y una creciente ofensiva o intervención del liderazgo tradicional del establecimiento partidista para evitar que esta armarga pelea (tanto en lo temático como en la hostilidad personal) termine por sepultar al partido en la elección general, entre otra cosa por la inmensa distancia que las posturas del partido estan adquiriendo con respecto al pensamiento y percepción de la hoy tan diversa demografía americana, donde minorias como el voto latino son claves para llegar a la presidencia.
De hecho, estadisticamente es casi imposible lograr la presidencia de los EEUU sin un apoyo de al menos el 40% de los electores hispanos. El Partido Republicano, incuso inclyendo a dos candidatos de origen hispano en su lucha interna (los Senadores Ted Cruz y Marco Rubio, quien está siempre entre los 5 primeros favoritos detrás de Trump y Cruz) tiene hoy solo el 35% o menos del voto latino, y candidatos como Trump o Cruz lo colocan en el orden del bajo nivel histórico de apoyo del 27% que tuvo Mitt Romney en este segmento.
¿Por qué? Estudios de opinión que sirven de base al activismo y estrategia política frente al electorado latino demuestran que hace falta más que un apellido u origen hispano para lograr el apoyo de esta comunidad en los términos históricamente altos que ha tenido el partido demócrata desde Bill Clinton hasta Barack Obama, este último el Presidente que más apoyo hispano ha concentrado por encima del 71% del voto hispano, hasta el punto que fue el factor que decidió su reelección en 2012.
Los hispanos o latinos en EEUU se movilizan y unifican en activismo a través de la propuesta de la reforma migratoria (juega allí para el ciudadano latino una solidaridad que puede tener conexión con algún caso cercano o familiar de inmigración indocumentada, pero sin duda una identidad cultural y de justicia que aspira a la la inclusión de todos los hispanos en la aventura americana); pero hay tres temas claves para el elector latino cruzados transversalmente por la aspiración de igualdad de oportunidades y acceso que son el económico, el educativo y la salud. En ese sentido, además de una reforma migratoria con claro camino hacia la ciudadanía, el aumento del salario mínimo o la igualdad salarial de genero, el acceso a capital o credito para los pequeños negocios, la legislación de acceso a la salud conocida como Obamacare, la viabilidad financiera, e incluso la gratuidad de los estudios universitarios en instituciones públicas; son todos temas en los cuales está muy alineada políticamente la gran mayoria del voto latino, en promedios por tema que superan el 66% del electorado hispano. Y por si fuera poco, la población hispana mas importante electoralmente es muy joven, parte de los llamados millenia, y por tanto profundamente cercanos a temas propios de la agenda progresista como el ambientalismo frente al cambio climatico, el control en el uso de armas o la igualdad matrimonial, en ese orden; o en lo internacional, la prevalencia de la diplomacia sobre el conflicto, que reporta apoyo mayoritario en las nuevas generaciones al acuerdo con Iran o la apertura con Cuba, está última política por cierto, respaldada por la inmensa mayoría de los electores cubano-americanos menores de 35 años.
Eso explica porque hoy el factor latino es prioridad en las campañas presidenciales de la primaria demócrata cuya plataforma partidista responde nítidamente a este código de valores, y esto es así tanto para Hillary Clinton, quien incluso ha otorgado innenso protagonismo al hispano en sus cuadros políticos de dirección y en sus propuestas, pero de igual manera para Sanders y hasta la candidatura simbólica del eficiente Gobernador O'Malley, todos tienen mejor perspectiva en el voto hispano según las encuestas que el promedio republicano; con Hillary Clinton incluso mejor posesionada que Marco Rubio, sin duda el aspirante republicano que mejor desempeño tendría en el electorado latino a pesar de su nitida oposición, en la agenda temática que resume las aspiraciones de los Latinos.
Al contrario de lo que acontece en el campo republicano, el Debate y narrativa entre demócratas se desarrolla de forma respetuosa y cordial, sin dejar contrastes de lado, concentrándose en lo temático. La pureza programática, y hasta mas radical de Sanders, ha movilizado sorprendentemente a la juventud colocándolo en una excelente posición para incluso ganar alguna primaria importante en los primeros Estados. Iowa en menor grado de posibilidad que New Hampshire son espacios donde en la partida a Sanders le irá muy bien, sumando votos electorales a lo largo del procedo la cuesta en lo sucesivo es empinada para Sanders. Saliendo de Iowa y New Hampshire, el Senador de Vermont (quien se erige como el abuelo sabio que le habla con autenticidad al espíritu revolucionario de los jóvenes) perdería sin lugar a dudas en Carolina del Sur, con históricos niveles de apoyo a favor de Hillary Clinton en el voto afroamericano; y luego en Nevada (uno de los enclaves emergentes del voto Latino) con una proyección de altísima participación y respaldo de los hispanos. Entrando en el complejo tablero de "Super Martes", la cuenta en delegados de La Hillary para el mes de Abril debería, salvo que ocurra un terremoto político, preconstituirla en la nominada Demócrata; para entrar en una transición y acuerdos con Sanders que le permita mantener movilizado al voto joven a su favor. Uno de los mayores retos estratégicos que tiene su campaña.
Algo importante de destacar al cierre son dos cosas. Primero que precisamente en los escenarios de Carolina del Sur, Nevada y Super Martes queda en evidencia la sintonía con la nueva demografía de los Estados Unidos, al margen del debate temático (que también guarda alguna correlación con esto), que tendría Hillary Clinton frente a un Trump o un Cruz. Y segundo; que la declaración lapidaria del Senador Graham sobre el absurdo histórico de Trump o Cruz, es correlativo de una abierta preocupación internacional.
El consenso entre líderes y opinadores a nivel global fuera de EEUU prefiere la sinderesis, buen juicio y firmeza con equilibrio pragmático que demostró Hillary Clinton como Secretaria de Estado a nivel global, frente al extremismo e incógnita de dos figuras que un republicano de peso como el Senador Graham ha caracterizado como, alternativamente, una "bala perdida" o "un pote de cianuro".