El Nacional, 5 de octubre 2014
Creo que ya es evidente que el régimen económico del chavismo es inviable; y su legado está muy lejos de representar lo que en algún momento les permitió consolidar el capital político con el cual ganaron elecciones durante quince años. Por otro lado, la realidad de Pdvsa y la de los mercados petroleros internacionales se viene encima como una tormenta tropical, que amenaza con convertirse en huracán.
Sabemos que nuestra producción ha decrecido a menos de 2,2 millones de barriles diarios, de los cuales, en realidad, colocamos a cambio de ingresos efectivos unos 800.000 barriles diarios, casi exclusivamente en Estados Unidos. Pero también es un hecho que Estados Unidos se ha convertido en un mercado autosuficiente y hasta exportador de energía en estos últimos años.
Por otra parte, las economías de Europa siguen mostrando mucha debilidad en su recuperación, mientras que China ha desacelarado su crecimiento. Incluso, la recuperación económica en Estados Unidos, además de ser todavía frágil o insuficiente (según el cristal con el que se le mire), pasa a ser una variable sin el mismo impacto del pasado en cuanto a los precios del crudo, porque ya hemos dicho, se trata de un mercado autosuficiente en materia de energía.
En consecuencia, la demanda proyectada de petróleo no ejerce presión sobre los inventarios y la oferta existente; por lo tanto, la estructura de precios ha venido ajustando hacia la baja de forma sostenida; mientras la nueva posición energética de Estados Unidos le cierra sus espacios de crecimiento natural a la industria petrolera venezolana.
En síntesis, a la debacle económica en que nos metió el modelo chavista se suma una realidad inexorable: tenemos bajos niveles de producción y precios más bajos del petróleo. De no ser por los conflictos que siguen latentes en el Medio Oriente, con la actual data económica, sería posible imaginar un petróleo en el orden de los 80 dólares por barril. Y hacia ese nivel ya se consolida la tendencia en los precios. De hecho, para esta semana los marcadores WTI y Brent cerraron en 89 y 92 respectivamente (la cesta venezolana suele cotizar al menos 3 o 5 dólares por debajo de esos precios), en una tendencia que, además del contexto de oferta y demanda, responde también a un reciente fortalecimiento del valor del dólar, que suele ser otra correlación muy importante para analizar la estructura de precios del petróleo, pues a mayor fortaleza del dólar, más bajo el precio del crudo.
Finalmente, la realidad de nuestra industria petrolera es dramática. Sin inversiones anuales y recurrentes hasta el año 2020 por el orden de los 6 millardos de dólares, la producción de Pdvsa declinará en 15% por año. Es fácil imaginar las implicaciones sociales y políticas de ese escenario, por lo cual ya es impostergable presentar una convocatoria y plan de inversión que nos permita revertir esta tendencia. Los cálculos del Centro para la Democracia y Desarrollo en las Américas indican que ese plan de inversiones debe ubicarse en el orden de 14 millardos anuales hasta 2020, a efecto de cambiar la actual dinámica e iniciar una expansión con impacto irrigador sobre el resto de la economía nacional.
En las actuales condiciones económicas, Venezuela no puede esperar. Jamás habíamos experimentado una situación de crisis económica en medio de una bonanza en los mercados petroleros; y nunca nuestra industria había tenido tanta dificultad para incrementar los niveles de producción en caso de que el volumen de producción fuese necesario para compensar algún ajuste en los precios.
Entretanto, con la mayor irresponsabilidad, el gobierno nos mantiene en este imperio de lo absurdo.
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