lunes, 22 de febrero de 2016

¿Quién estará detrás de la venta de Citgo?

El Nacional, 17 de agosto 2014
Ha trascendido en los medios financieros internacionales, con prospectos formales de oferta incluidos, que Pdvsa se plantea vender a Citgo.
Rafael Ramírez lo confirmó a la prensa norteamericana al declarar para Bloomberg “que los activos en venta valen mucho más de 10 millardos de dólares”; y justificar la decisión con el argumento que “Pdvsa es una empresa productora de petróleo, no una empresa refinadora de crudo”, en respuesta a la pregunta de si la venta obedece a las presiones fiscales y financieras por las que atraviesa Venezuela.
La decisión es sin duda un disparate. Adquirir Citgo fue resultado de una acertada estrategia de internacionalización e integración vertical, que asegura penetración en un mercado consumidor estratégico. Citgo obtuvo ventas en 2013 por el orden de los 42 millardos de dólares con una utilidad líquida antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización de 1,8 millardos de dólares. Con sus 3 refinerías (Houston, Louisiana e Illinois), además de una red de 6.000 gasolineras, Citgo procesa más de 750.000 barriles diarios y su capacidad de distribución representa cerca de 7% del mercado en Estados Unidos. Este activo resulta particularmente estratégico para garantizar mercado, precisamente ahora que Estados Unidos se convierte en autosuficiente y exportador de energía; México adelanta una reforma energética; y Canadá aumenta de forma importante sus inversiones petroleras, al tiempo que presiona por la construcción de un oleoducto que integraría sus operaciones de producción con el mercado americano. Pero el error de vender Citgo no sólo se explica por las anteriores razones técnicas, sino porque nada es peor decisión en finanzas que vender un activo productivo y rentable para pagar gastos corrientes. Y es que Venezuela bajo este desgobierno viene gastando como un individuo que vive por encima de sus posibilidades con cargo a varias tarjetas de crédito, y ahora que no puede pagarlas, pone en venta parte de la empresa de la cual depende su capacidad económica en lugar de reorganizar sus gastos y priorizar racionalmente su endeudamiento e inversiones.
La venta de Citgo es un escenario real y también trasciende en círculos financieros internacionales que se podría estar planteando, como alternativa, endeudarla para apalancar proyectos de inversión en Pdvsa, ya que la casa matriz está asfixiada financieramente y disminuida en lo operativo. Ambos escenarios se conectan por supuesto con el endeudamiento contraído con China, al cual nos referimos hace un par de semanas en esta tribuna.
La deuda con China supera los 50 millardos de dólares y compromete más de 550.000 barriles diarios de futura producción petrolera. Si Venezuela no aumenta la producción petrolera no solamente colapsa toda la economía de puertos en que vivimos (la escasez de dólares se convierte en desabastecimiento con inflación); sino que la fuente de financiamiento que se tiene con China se tranca, hasta el punto que esa deuda se hace  riesgosa, comprometiendo más años de suministro petrolero a bajos precios. Los chinos saben esto muy bien, esta semana en dicho país las calificadoras de riesgo rebajaron la calificación de Venezuela, advirtiendo así que es hora de “apretar tuercas” antes que se llegue a una crisis de pagos.
Y es precisamente por la exposición financiera Sino-Venezolana que este asunto de la venta de Citgo se convierte en algo muy sospechoso. Hay muchas hipótesis y razones para que la decisión de vender Citgo sea debatida ampliamente ante el país. Entre otras: ¿será que son los mismos chinos los que están detrás de la idea de reducir la deuda con Pdvsa a cambio de las acciones de Citgo?

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