El Nacional, 7 de junio 2014
Esta década latinoamericana se caracteriza en materia económica por una regla, con su notable excepción: crecimiento regional, resiliencia ante la crisis internacional y avances en materia de desarrollo. La excepción: Venezuela. Esto a pesar de que durante esa misma década, además de los altos precios del petróleo, el mercado internacional ha favorecido todas las materias primas entre las cuales están minerales y derivados en los cuales también es rico el país.
Una expresión de esta situación es la crisis de pagos internacionales en la que se encuentra Venezuela. Nuestras reservas internacionales han mermado a niveles inexplicables. Excluyendo el oro y los derechos especiales de giro ante el FMI, al cierre de 2013 las mismas se ubicaron en 2,1 billones de dólares. Hoy podrían estar en menos de la mitad de ese monto. Comparemos ese nivel de reservas operativas (que son la expresión de la salud monetaria) con el caso de algunos países en la región que no son exportadores de petróleo: Colombia, 41,2 billones de dólares; Perú, 63,2 billones de dólares, y Chile, 39.2 billones de dólares. Y lo que es más impactante, miremos el caso de Ecuador y Bolivia, 2 países de dimensiones mucho más pequeñas que Venezuela (además de aliados del proyecto político ALBA), cuyas reservas internacionales de libre disponibilidad se ubicaron en 2013 en 4,3 billones de dólares y 16,9 billones, respectivamente.
La otra expresión de esta cruda realidad económica es el crecimiento actual y proyectado para el largo plazo. Veamos. En Venezuela para 2014 se proyecta un decrecimiento a la rata de -1,5%, mientras para 2015 se espera un crecimiento de 1% hasta alcanzar 2,3% en 2019 (para promediar así un magro 1,2% de crecimiento interanual para ese periodo). En Chile y Colombia el crecimiento económico estará desde 2014 hasta 2019 promediando 4%, mientras que en Perú, donde se han visto tasas de crecimiento en el PIB de 8,8%, 6,9%, 6,3% y 5% entre 2010 y 2013, se proyecta un crecimiento de 5,4% para este año, con una reaceleración del crecimiento para 2015 a los niveles de 5,7%.
Y finalmente nos queda la inflación. Indicador vital, porque junto con la devaluación viene empujando a millones de venezolanos nuevamente a los niveles de pobreza, luego de los avances en ese terreno que se expresaron hasta 2010 y 2011. Mientras en toda la región el promedio de inflación excluyendo a Venezuela es del orden de 7,3% (con países donde será tan baja como de 2% y 3%) para los años 2014 y 2015, en Venezuela la variación de los precios al consumidor se proyecta en 62% y 46,6%, respectivamente.
En pocas palabras, una pesquisa por las cifras de la región nos evidencia que en Venezuela se ha cometido un “economicidio”, precisamente durante una de las décadas de mayores oportunidades para el país y para toda la región.
¿Quién en el gabinete económico responde por esto?
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